GRANADA – Debora

El intercambio en Granada
de Debora Melania Martuccio

Debora Melania Martuccio

Mi experiencia de intercambio Erasmus en Granada ha sido maravillosa, inolvidable y sobre todo enriquecedora. Amplié mis horizontes, me acostumbré a otra manera de vivir, maduré y me hice más independiente. Aprendí a compaginar mi rutina universitaria con las tareas domésticas y a resolver los problemas sin la ayuda de mi familia.

Decir que fue todo divinamente no es verdad, en esos seis meses tuve días buenos y otros malos, como siempre pasa en la vida. No estaba allí de vacaciones y participar en las fiestas para estudiantes Erasmus, ir de tapas, pasar las noches en las teterías sólo eran una parte del Erasmus. También tuve varios problemas en el piso (cuando llegué, la caldera estaba estropeada – me quedé quince días sin agua caliente -, la lavadora no soltaba el agua, etc). Por eso tuve que hablar directamente con la agencia con la que alquilé el piso para que solucionara los problemas lo antes posible. En ese sentido, hay que tener en cuenta que los tiempos andaluces son bastante más relajados que los del norte de Italia, con lo cual muy a menudo los técnicos no respetan los horarios e incluso llegan dos horas después. Además, los primeros dos meses hay mucho papeleo para preparar: documentos para la Universidad de Granada y para nuesta universidad en Italia, documentos para la Extranjería para hacer el NIE (el carné de identidad para extranjeros). Por todo ello, hay que ser pacientes y aprender a organizarse bien el día, para poder orientarse entre las clases, las traducciones y el estudio, la casa y todo lo demás. Claro, también tuve muchas ocasiones para disfrutar: Granada es una ciudad preciosa, tiene muchísimo que ofrecer y está muy bien comunicada con las demás ciudades de Andalucía. Viajé a Sevilla, Málaga, Córdoba, Ronda, Setenil de las Bodegas y Almería. Incluso tuve la oportunidad de ir un poco más lejos, a Castilla La Mancha, y en particular a Toledo y Consuegra (donde vi los Molinos del Don Quijote).

En definitiva, pese a algunos “problemillos”, mi experiencia fue positiva, aportó mucho a mi cultura y contribuyó a mi crecimiento personal. Volví a casa con una mayor independencia y autoconfianza, orgullosa por lo que logré y aprendí en España.

Granada

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